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Séptima Edición
23 de diciembre 2016
Hoy y siempre, Tú.
Estimada Manuela Malasaña:
Hoy era un día como otro cualquiera en clase de historia cuandouno de mis compañeros preguntó: “¿es
necesario aprenderse los nombres de todasestas personas que nadie conoce? ¿no vale con saberse solo
los de algún queotro rey?”.
Tu nombre apareció entre otros muchos, insignificantes eignorados, en el olvido y desconocimiento de
una parte de la historia denuestro país, simplemente por no haber sido un monarca importante o un
noblecon la riqueza más inmensa. Sin embargo, me llamó la atención. ¿Por qué apareceríasentre mis
apuntes? Era algo un tanto extraño para aquella época que una mujerfuera reconocida por sus
hazañas, y más aún por el hecho de tratarse de unajoven costurera fallecida a tan temprana edad.
Decidí hacer una búsqueda rapida por internet y cuanto más leíasobre ti: artículos, informaciones,
opiniones,...; más quería saber y ello fuelo que me impulsó a escribirte. Uno de los aspectos que más
han llamado miatención sobre tu historia es el enigma entrañado alrededor de tu muerte. No sesabe
muy bien a día de hoy la causa de tu partida pero, lo que es seguro esque, a partir de ese momento,
dejaste de ser Manuela Malasaña para ser unaheroína, un símbolo de valentía y resistencia que serviría
para siempre comorecuerdo para nuestro país de aquel 2 de Mayo de 1808.
Según algunas opiniones populares, se dice que durante los levantamientos del 2 de Mayo en Madrid,
la jefa de tu taller de costureras teobligó a permanecer allí encerrada hasta que se pusiera fin al
altercado. Sinembargo, toda precaución fue en vano pues en el camino de vuelta a casa fuisteasaltada
por soldados franceses. Sirviéndote de tu valentía y unas tijeras lesplantaste cara a estos soldados, le
plantaste cara a Napoleón, lo que te costóla vida.
Versiones por parte de ciertos historiadores sustentan otrahistoria, no menos memorable que la
primera. De acuerdo con esta, tu padre, humilde panadero, también decidió sumarse a la revuelta para
defender a nuestropaís y tu te encargaste de que tuviera polvora suficiente, siendo su ayudanteen
combate. Durante todo este revuelo, fuiste alcanzada por una bala enemigaque tuvo como resultado tu
rápida y trágica muerte.
De una forma u otra, morir de manera tan honorable fue lo que tehizo vivir para siempre. Es por ello
por lo que quisiera mostrate mis mássinceros agradecimientos, por mostrarte tan fuerte y valiente, por
convertirteen el símbolo de la resistencia española en momentos tan difíciles como los que
seríanaquellos para tí, una chica de mi misma edad, 17 años, completamente limitadapor la sociedad.
Hoy pienso en ti y en la esencia de lo que hiciste y sientobenevolencia por el ser humano, porque a
pesar de equivocarse y repetir lamisma historia una y otra vez, siempre quedará la esperanza de que
existen personasosadas y decididas, de buen corazón, que se entregan por lo que creen que esjusto,
como lo fue para ti ayudar a tu padre o cualquier otra cosa que se digaque hiciste. Y eso es lo que
significas: esperanza.
Y ahora, después de haber averiguado lo que tu existenciasupone, me pregunto si verdaderamente eres
real, o si simplemente necesariapara nuestro país por darle sentido a la causa en aquellos momentos.
Fuera loque fuese, existieses o tal vez no, te doy las gracias porque hoy eres ejemplo, hoy eres
inspiración, hoy eres un ideal que seguirá siempre presente en lahistoria de nuestro país.
Hoy y siempre, tú, Manuela Malasaña. Firmado, Andrea Fernández Orellana.