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Quinta Edición
1 de abril de 2016
OPINIÓN
La moda también une naciones
y disipa cachés
Que la moda es un “affaire” global no es ninguna sorpresa para ninguna nación del mundo; sin
embargo, darse cuenta de ello requiere dejar atrás por completo el estereotipo banal y artificial que
muchos tenemos en mente de esta disciplina (por difícil que sea de eliminar).
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Tras anunciar Obama una nueva era de buenas relaciones con Cuba, esto incitó a más de uno a
comprar billetes de avión a La Habana antes de que Mc Donald’s se hiciese dueño de la isla. Al
margen de cómo vaya la venta de fastfood en Cuba, sí se sabe ya con certeza que Chanel desfilará allí
el próximo 3 de mayo con el objetivo de presentar su nueva colección de crucero. Como digo, la
globalización de la moda no es un asunto precisamente nuevo hoy en día ( dejando atrás el
agotamiento de una prenda de vestir en una determinada marca comercial cuando una figura
importante como Kim Kardashian la porta). Desde un punto de vista como concepto global, es
verdaderamente importante destacar el despliegue que requiere un evento de tal dimensión como es
una pasarela de moda, y es que la simple presencia de Chanel en Cuba es un símbolo: la influencia
sobre el país no va a ser directa, pero el paso está dado, embarcándonos hacia los posibles beneficios
(tanto económicos como sociales) de los que ambas naciones podrían alardear.
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Unos kilómetros hacia el sudoeste ( no precisamente pocos) , y separada mediante el vasto océano
Atlántico, nos encontramos con la ciudad de Johannesburgo, en Sudáfrica. Estudios realizados por
expertos en la materia en Nueva York aseguran que, en una de las ciudades en las que los conflictos
debido al racismo suponen un reto para la sociedad, la semana de la moda organizada en la ciudad
ha servido como un elemento catalizador. La semana de la moda de Johannesburgo ha ayudado a
disipar y camuflar notablemente los estereotipos existentes en la urbe: los diseños presentados y el
proyecto en sí ofrecen nuevas perspectivas sobre culturas y sociedades de los países y metrópolis,
sirviendo de ayuda con el objetivo de minimizar los estereotipos y clichés tan mundialmente detestados.
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Dicho esto, ¿dejaremos atrás ese estereotipo banal e inútil atribuido a la moda para darnos cuenta de
su verdadera importancia como catalizador en la sociedad, o simplemente nos limitaremos a seguir
pensando que esta disciplina se reduce a las prendas de vestir que porten algunas (contadas con los
dedos) figuras en el mundillo actual?
Enrique Vélez (1º BACH).