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Quinta Edición
1 de abril de 2016
El domingo 17 de enero, los alumnos de 1 de la ESO fuimos a una excursión a las montañas de
Sierra Nevada.
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La llegada no fue como esperábamos, no era un lugar inundado de blanco donde el frío te
congelaba los dedos, sino un lugar seco, con poquísima nieve y nada de viento helado. Ese día
después de comer en un restaurante cercano a la parada del autobús, cogimos unas raquetas
de nieve y comenzamos la marcha río arriba. El trayecto se nos hizo largo y pesado, por la
falta de aire, la cuesta arriba y las pesadas raquetas. A la vuelta, de camino al hotel, nos dimos
cuenta de que había que subir una enorme escalera de hierro que la seguían dos más de
piedra. El hotel no nos importó demasiado, sólo queríamos descansar.
El resto de días fueron iguales, el
primero, antes de empezar a esquiar,
nos clasificaron en grupos por nuestra
experiencia, cada grupo con un
monitor, que estaría con nosotros dos
horas al día durante los tres próximos
días. Comíamos un menú en un
restaurante que había en las pistas.
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El último día fue el día más esperado
porque nevaba. Por la mañana,
descubrimos una capa de nieve en
polvo y vimos como ca í a más
suavemente del cielo nublado. Ahí comenzó una guerra de nieve que no paró en todo el día,
puesto que la nieve lo había cubierto todo. Las placas de hielo habían desaparecido de las
pistas y pudimos esquiar con más facilidad. Lo malo es que estábamos dentro de una nube
que se revolvía furiosa y cuanto más alto en la montaña subíamos, más pedazos de granizo
nos caían encima, golpeando todo lo que no teníamos cubierto. Pero al final fue muy
divertido.
Julia Macías (1º ESO).
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Viaje a Sierra Nevada